Otros 31 integrantes del Infoar permanecen desplegados en los incendios de Yeres y Canalejas, dos de los frentes que más preocupan.
"Lo peor de estos cuatro días ha sido la evacuación del pueblo de Casasuertes. Fue muy complicado. Es duro para la gente abandonar sus casas: intentas ser profesional, pero siempre te acaba afectando", reconoce Alberto Sartaguda, técnico de la Dirección General de Gestión Forestal. Tras varios días en primera línea, añade que "el esfuerzo siempre es máximo, pero cuando vas a colaborar fuera de casa, la motivación por ayudar hace que valga la pena".
Sartaguda es uno de los 31 integrantes del operativo aragonés de prevención y extinción de incendios forestales (Infoar), que se desplegaron el pasado 14 de agosto en la provincia de León y que este lunes han regresado a casa tras el relevo. Mientras tanto, otro contingente del mismo número de efectivos continúa activo en Castilla y León, repartido entre los incendios de Yeres y Canalejas, en la comarca del Bierzo. Allí han tomado el testigo de los equipos que durante cuatro días trabajaron en La Uña y Barniedo de la Reina.
Durante esta mañana, todos los efectivos se habían concentrado en Canalejas, pero la evolución del fuego obligó a redistribuirlos: parte del contingente se desplazó hacia Yeres, mientras el grueso del dispositivo permaneció en Canalejas. Al caer la noche, los equipos vuelven a reagruparse en Canalejas, donde tienen fijado el punto de descanso y pernocta.
El escenario en el que trabajan no es sencillo. En Canalejas, las llamas llegaron a extenderse hacia la provincia de Palencia, aunque los técnicos aseguran que la cabeza del incendio está controlada. En Yeres, vinculado al gran fuego de Llamas de Cabrera, la preocupación es máxima por su avance hacia la Maragatería y el Camino de Santiago, lo que ha obligado a reforzar la zona con medios aéreos y cortafuegos.
La orografía leonesa, con desniveles acusados y accesos complicados, ha puesto a prueba a los brigadistas desplazados. Sin embargo, la experiencia en terrenos similares en su Comunidad les ha facilitado la adaptación. "En Aragón tenemos altas cumbres y valles angostos, lo que nos ha servido para una rápida aclimatación. Las jornadas de trabajo son intensas, pero siempre seguras", apunta Sartaguda.
El despliegue aragonés ha incluido la brigada helitransportada de Ejea de los Caballeros, con su helicóptero, en Yeres; y en Canalejas, dos brigadas terrestres, dos autobombas, tres técnicos —dos de ellos integrados en el Grupo de Apoyo al Director de Extinción (Gadex)— y dos capataces. Todos los efectivos trabajan bajo la dirección de la emergencia y afrontan jornadas que se prolongan desde el amanecer hasta el ocaso. Cada brigada está formada por personal de Sarga y un agente de protección de la naturaleza (APN).
Además del esfuerzo físico, los brigadistas destacan la importancia del descanso. "La Junta de Castilla y León nos proporcionó pernocta y avituallamiento para reponer fuerzas, aunque también desplazamos desde Aragón una unidad logística para ser autosuficientes", explica el técnico de la Dirección General de Gestión Forestal. A ese apoyo institucional se ha sumado la solidaridad vecinal. "La población local siempre se vuelca. En Casasuertes nos dejaron sus casas abiertas para dormir y nos preparaban comida y bebida para mantenernos hidratados", relata.
Tras varios días de trabajo ininterrumpido, el cansancio empieza a notarse. "Ahora que estamos saliendo de la zona sientes que has vivido en una burbuja, fuera de la actualidad. El cansancio acumulado y los pensamientos sobre las actuaciones realizadas vendrán a partir de mañana", concluye el técnico aragonés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario