Un último incendio entre Monroyo y Peñarroya de Tastavins pone en vilo al territorio. Advierten de que, tras un junio con récord de calor, lo peor podría llegar en julio y agosto mientras los sindicatos piden renovar la flota de vehículos de los APNs
Récords de temperaturas máximas históricas en junio, un verano que se adelantó al mes de mayo y abundancia de combustible en los bosques debido a una primavera muy lluviosa. Este es el cóctel perfecto que mantiene en vilo y en máxima alerta a los dispositivos de extinción de incendios forestales en Aragón y en buena parte del país. De no cambiar la situación y con los dos meses más cálidos y secos del año -julio y agosto- por delante, preocupa cómo pueda desarrollarse la campaña de prevención y extinción de incendios forestales. En el recuerdo de todos está el verano de 2009 con 23.000 hectáreas calcinadas que se cebaron en el Maestrazgo y Matarraña. El último de los incendios se vivió durante la tarde del viernes entre Peñarroya de Tastavins y Monroyo y que en este caso afectó a 11 hectáreas de superficie agrícola 1 de masa forestal.
Buena parte de las masas forestales del territorio comienzan a sufrir cierto estrés hídrico, es decir, falta de humedad, no tanto por la ausencia de precipitaciones si no por las temperaturas anormalmente altas que se han registrado en los dos últimos meses. A ello se añade que marzo y abril fueron muy lluviosos, lo que propició que las plantas de tipo herbáceo creciesen más de lo habitual para acabar secándose, lo que provoca que ante cualquier pequeña chispa, este combustible prenda con gran facilidad. Desde el 1 de junio y hasta este lunes ardieron en Aragón 2.774 hectáreas en 36 incendios forestales, cuando la media de los últimos 15 años es que solo hayan ardido 50 hectáreas. Entre esos incendios forestales se encuentra el de Nonaspe, con más de 2.000 hectáreas, uno de los más destructivos. Valderrobres, Castelserás, Peñarroya de Tastavins y Beceite son otras de las localidades que han registrado incendios y conatos en estos últimos días.
Ante esta amenaza el Gobierno de Aragón decidió aumentar este año la partida presupuestaria para los medios de extinción de incendios forestales elevándola hasta los 34 millones de euros, lo que supone 3 millones más que durante el pasado ejercicio. Del total de 62 retenes de bomberos de incendios forestales, el Bajo Aragón Histórico concentra 11: Albalate-Muniesa, Montalbán, Aliaga, Gargallo, Cantavieja, Castellote, Monroyo, Valderrobres-Beceite, Valdealgorfa, Caspe y Maella-Nonaspe. Cada una de estas cuadrillas consta de 5 efectivos, contratados por la empresa pública Sarga, que están al mando de un APN del Gobierno de Aragón. De las citadas cuadrillas, 4 son dobles, por lo que constan de 10 trabajadores. En total se dispone de 10 autobombas, tanto de DGA como conveniadas con otras instituciones comarcales y DPT. Asimismo, el territorio cuenta con una de las 8 bases helitransportadas existentes en todo Aragón, Alcorisa.
Según datos del Gobierno de Aragón son más de 220 personas, entre efectivos y APNs los que integran las cuadrillas de retenes forestales situadas en el Bajo Aragón Histórico. En cualquier caso, todos los medios de DGA están disponibles en caso de incendio forestal. No obstante, en estos casos, prima la inmediatez por lo que es primordial reducir el tiempo de respuesta. «Tuvimos el ejemplo en Nonaspe, donde acudieron medios de las tres provincias e incluso estatales», explica Diego Bayona, director de Gestión Forestal y Medio Natural del Gobierno de Aragón.
El aumento en la inversión para la presente campaña permitirá reforzar las cuadrillas simples, tal y como aseguró el martes el propio consejero de Medio Ambiente, Joaquín Olona. Ello se traducirá en una mayor contratación. «Hemos vivido ya episodios muy graves y con esta inversión permitiremos bajar la tensión de las cuadrillas que actúan en estos incendios con la contratación de más personal y cubriendo así las bajas que puedan producirse», añadió Bayona, quien recordó que en 2014 el operativo tuvo una inversión de 11 millones, lo que supone un aumento de 25 millones de euros. En todos los casos los Bomberos prestan labores de apoyo a los retenes forestales, así como la Guardia Civil. En caso de que el incendio rebase niveles críticos se solicita el apoyo de la Unidad Militar de Emergencia.
Retos de futuro
El Director General de Gestión Ambiental subraya sin embargo que el principal reto es ampliar el dispositivo con el objetivo de garantizar en todo momento que las cuadrillas puedan cumplir sus turnos y exista personal en todo momento. Bayona apunta a que la estabilidad laboral será otro de los retos. Recuerda que se ha pasado de una media de contratación de 8 meses en 2019 a los 11 actuales. Sin embargo desde la Dirección General se apunta a que el objetivo pasará por contar con puestos de trabajo durante los 12 meses del año que incluyan, además de labores de extinción, mayores labores de prevención durante las épocas de menor riesgo de incendios. «Es el primer paso para organizar un dispositivo mucho más profesionalizado y que los efectivos tengan una estabilidad laboral».
Principales demandas
Pese a reconocer mejoras en las condiciones de trabajo, especialmente de cara al personal contratado por la empresa pública Sarga, los APNs subrayan el deterioro que, a su juicio, ha sufrido en los últimos años la maquinaria necesaria para su día a día, especialmente el parqué móvil. «Cualquiera que compare y vea los vehículos que llevamos los APN puede juzgar por sí mismo. Son todoterrenos en muchos casos con más de 15 y 20 años de antigüedad, corrompidos por el óxido», explica Antonio Villoro, delegado del sindicato UGT. El sindicato UGT denuncia que algunos de los APNs tienen que hacer uso de sus propios vehículos ante la falta de todoterrenos y la antigüedad que presentan muchos de ellos. «Hemos visto una mejora sustancial en los trabajadores de Sarga, pero en lo que a nosotros respecta, al personal funcionario y APNs se nos ha abandonado», añadió el delegado sindical.
De igual modo, denuncian que no exista dentro de los retenes y APNs una brigada especializada en investigar el origen de los incendios forestales en Aragón. «Es un trabajo que recae en el Seprona con una única brigada que se traslada desde Zaragoza. Pensamos que habría que invertir mucho más en ese aspecto», añade Villoro. Asimismo, se mostraron muy críticos con una dinámica, a su juicio, «equívoca» que podría recoger la futura ley de emergencias de protección civil, que se encuentra en fase de tramitación y que contemplaría desligar a estos retenes del departamento de Medio Ambiente hacia un modelo de bomberos urbanos. Argumentan que cuando se produce un incendio son los propios APNs los que mejor conocen el territorio bien o por ser del lugar o por acumular muchos años de experiencia. Algo similar a los integrantes de los retenes forestales, en su gran mayoría personas jóvenes de las propias localidades o municipios vecinos de donde se encuentran las bases de los retenes.
Factores humanos desencadenantes
Desde el Gobierno de Aragón apuntan a que buena parte de los incendios producidos este año y especialmente los de mayor gravedad tienen su origen en causas humanas, especialmente imprudencias. Por ello hacen un llamamiento a restringir toda actividad que conlleve peligro sobre todo durante las olas de calor que puedan llegar a lo largo del verano. Cabe recordar que el incendio de Nonaspe se desencadenó después de que un vecino llevase a cabo labores de limpieza con maquinaria en una finca. De igual modo el incendio de Valderrobres podría haber sido fruto de las chispas que desprendió una sierra radial. Al respecto, desde el sindicato Uaga se pidió distinguir entre los incendios forestales y los agrarios o que no afectan a superficie forestal. Subrayaron la «falta de limpieza» de los montes y apuntaron a que allí donde existe agricultura y ganadería extensiva, el riesgo de incendio forestal se ve muy reducido «gracias a estas actividades».
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