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La comunidad ha perdido 43 agentes para la protección de la naturaleza en las últimas cuatro décadas. Desde el sector demandan mayor dotación de material y que se unifique su imagen, además de más visibilidad y comunicación para poner en valor su labor en el territorio.
Una agente de protección de la naturaleza APN Aragón
El cuerpo de agentes para la protección de la naturaleza en Aragón denuncia la pérdida de efectivos en las últimas décadas. Explican que, desde el año 1987, cuando se llevaron a cabo las transferencias del Estado a las comunidades autónomas, han pasado de tener 405 efectivos a 362, dato de octubre de 2024, siendo el territorio a proteger el mismo. Y una de las cifras que llama la atención, teniendo en cuenta la celebración este mes del Día Internacional de la Mujer Rural, es la “escasa” presencia de mujeres en el cuerpo de agentes para la protección de la naturaleza (APN) en Aragón. Sólo un 8% de las personas que trabajan como Agentes para la Protección de la Naturaleza en el territorio aragonés son mujeres, con 29 de los 362 efectivos.
Teresa Alcaine es APN en Aragón. Su decisión se vio reforzada por sus referentes masculinos en la profesión. Su abuelo era guarda de montes en el Ayuntamiento de Zaragoza y su hermano se presentó en 1989 a la oposición de agentes para la protección de la naturaleza. Aunque ella se había planteado en un principio entrar a formar parte del cuerpo del SEPRONA, el día a día de trabajo que realizaba su hermano fue lo que hizo que, finalmente, Teresa se decantara por ser APN: “Haces más labores de campo y eso me llenaba más que tener solo un papel policial”. Su primer trabajo fue en Las Paules, y desde entonces trabaja en la zona Ribagorza.
La agente Alcaine es una de las 29 mujeres que, a día de hoy, protegen los espacios naturales de Aragón. Confiesa que no se ha sentido discriminada, pero que sí que ha sido muy importante el apoyo de otras mujeres agentes en su camino profesional. Alcaine explica que existe un grupo de WhatsApp integrado solo por mujeres agente a nivel nacional, “no se creó porque nos sintamos discriminadas o tuteladas por nuestra condición de mujer, pero sí que cuando una compañera entra nueva en una profesión tan masculinizada como la nuestra se necesita el apoyo y la experiencia de otras mujeres, y eso es lo que encontramos en este grupo, una red”.
Las redes de apoyo y las referentes son fundamentales en las profesiones donde el número de mujeres es escaso, así lo apuntaba la agente durante su intervención en la Jornada organizada por la Unidad de Mujer del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, en colaboración con el Instituto Aragonés de la Mujer, en Binéfar (Huesca) con motivo de la celebración del Día Internacional de las Mujeres Rurales, en la que la agente quiso recordar a Olga Rived y Mariló Val, que fueron “las primeras mujeres en entrar al servicio en Aragón e ir abriendo camino a las que llegamos detrás”, añadió Alcaine.
Sobre el futuro de la profesión, tanto Teresa Alcaine, como Patricia Alonso, también miembro del cuerpo de APN en Aragón, explican que el cuerpo imparte charlas y talleres en centros educativos, tanto en colegios como en institutos, y que los niños se muestran muy interesados: “Todos de mayor quieren ser APN cuando acaba la charla”, pero también las niñas se ven como futuras agentes: “A ellas no les suele interesar tanto el tema de la caza, pero sí que les gusta la idea de trabajar en el monte, y de cuidar y proteger la naturaleza”, explica Alcaine, que reconoce que en las charlas han detectado como en las zonas rurales el estereotipo entre profesiones masculinas o femeninas no está tan marcado.
Falta de comunicación, imagen y visibilidad
Los APN en Aragón denuncian una falta de visibilidad de su trabajo en el territorio. Explican que uno de los momentos clave de su cometido se produce durante los incendios forestales. Su labor en la dirección de extinción de incendios, así como en la investigación posterior de las causas del mismo son fundamentales, pero “no se nos ve porque trabajamos en primera línea, donde los medios de comunicación no llegan”, apunta la agente Teresa Alcaine.
Un desconocimiento de su labor, por parte de la ciudadanía en general, que se ve acentuado por la “falta de homogenización del cuerpo” que los agentes denuncian, tanto en su imagen como en los recursos de los que están dotados. “Llevamos vehículos diferentes, blancos, amarillos, granates, con y sin logos, y eso dificulta al ciudadano nuestra identificación”, explican las agentes “lo que hace más difícil que se reconozca la labor que realizamos en el territorio. Hay mucho trabajo detrás que no se ve ni se cuenta”, añaden.
Estas carencias en la imagen corporativa, les lleva a ser confundidos con agentes del SEPRONA, el otro cuerpo de agentes con los que coexisten en el territorio, aunque con funciones diferentes. “Ellos pertenecen a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, nosotros los ANP somos funcionarios del Gobierno de Aragón”, señala Alcaine. En cuanto a las funciones que cumplen cada uno de estos cuerpos se diferencian en que el SEPRONA tiene competencias en cuanto a vigilancia y cumplimiento de la legislación medioambiental: “Ellos tienen una función policial; se ocupan de atender infracciones administrativas y delitos en normativa de medioambiente, mientras que nosotros, los APN, a parte de esa misma función policial, tenemos una función de gestión del medio natural; de ahí el control de aprovechamientos, obras, seguimiento de fauna/flora, trabajos de prevención de incendios y tantos otros” explica Teresa Alcaine.
La falta de uniformidad en la imagen del cuerpo es una de las denuncias que hace el colectivo de APN en Aragón, pero no es la única: “también necesitamos más medios y materiales”, añaden, ya que los trabajos que llevan a cabo en cada demarcación, aseguran que “son muy diferentes entre sí” debido a la amplia variedad de entornos naturales con los que cuenta la comunidad.
Labor en el territorio: prevención y divulgación
Los agentes para la protección de la naturaleza trabajan en el territorio, pero se localizan físicamente en las oficinas ubicadas en las OCA -Oficinas Comarcales Agroambientales-, y son considerados Agentes de la Autoridad en el ejercicio de sus funciones y Policía Judicial en sentido genérico. La labor que realizan va desde la vigilancia y control de pesca, caza y otras actividades que se desarrollen en el medio natural; como Policía Medioambiental, hasta el Control y seguimiento de flora y fauna catalogada, elaborando censos de distintas especies (sarrios, cabra, perdiz, etcétera) o especies exóticas invasoras entre otras; en el área de la Biodiversidad.
Su papel es clave en el control de aprovechamientos forestales o en la planificación de ejecuciones de obras que se lleven a cabo en el entorno natural, pero es su relación con la población la que hace su trabajo “esencial”, apuntan: “Atendemos las necesidades y las preguntas de los habitantes de Aragón, y la labor pedagógica que llevamos a cabo es la base para que algunos errores que se comenten por desconocimiento del entorno o de la legislación, no se vuelvan a cometer”, explican Teresa Alcaine y Patricia Alonso.
A día de hoy se puede acceder al cuerpo de APN con el título de bachiller o superior, no se requiere una formación especializada. Trabajan en pareja, “porque es más seguro”, apunta Alonso, y forman parte del grupo C1 de trabajadores de la administración.