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La Guardia Civil amplía la zona de rastreo al no encontrar a Esther Dingley, de 37 años, después de una semana. Algunas personas que la vieron han respondido al aviso de desaparición.
Dingley, de 37 años, residente en un pequeño pueblo de Francia, llevaba varias semanas en el valle de Benasque, a donde había viajado para realizar distintas travesías en solitario. Llegó cuando empezó el confinamiento en el vecino país, y su estancia en España en principio era legal, según la Guardia Civil.
Desde el cuartel de Benasque partieron el martes componentes de los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de esta localidad, además de los de Boltaña, Huesca y Jaca, y Agentes de Protección de la Naturaleza de la DGA. En total, 15 personas, que regresaron a la base al caer el sol sin resultado.
El rastro de la montañera se pierde el día 22, cuando habló con su pareja, alrededor de las cuatro de la tarde, desde la cima del pico Salvaguardia. Su intención era bajar al refugio francés de Venasque (sin vigilancia en invierno), para hacer una circular y retornar a España el día 25 por el puerto de La Glera. En sus redes sociales iba colgando fotos de sus actividades y aprovechaba las zonas de cobertura para llamar a su familia. A veces permanecía en la montaña varios días.
La Guardia Civil inició las gestiones el mismo 25 de noviembre, cuando su pareja llamó al no tener noticias de ella. Los agentes investigaron si estaba alojada en refugios y hoteles de la zona y localizaron su autocaravana en un parquin público del casco urbano de Benasque.
Han peinado palmo a palmo los alrededores del Salvaguardia, según explica el sargento Jorge López, jefe del Greim de Benasque. "Centramos la búsqueda en la zona limítrofe entre España y Francia, y está prácticamente descartada porque se ha mirado minuciosamente con muchos medios, tanto a pie como con helicóptero, incluso con perros. No se ha encontrado ningún indicio". Hasta se miró con telescopios desde las laderas de enfrente. Dingley había subido al Salvaguardia antes del 22, conocía la ruta y en principio no era un lugar peligroso para una montañera experimentada como ella.
Por si en el refugio francés de Venasque decidió cambiar de ruta o alargarla, se ha ampliado el radio de búsqueda a los valles colindantes, como Literola o Remuñé, y a los ibones de Cregüeña o del Alba. "Tenemos que barajar otras posibilidades, sobre todo ahora que va a empeorar la meteorología y no nos queda mucho margen de tiempo. Viene nieve, viento y frío", confirma el responsable del Greim. La Guardia Civil no descarta ninguna hipótesis. En un principio se pensó en un accidente de montaña, pero desconcierta el paso del tiempo sin ninguna pista de su paradero.
Respuesta a los avisos de desaparición
No están participando voluntarios, pero sí gente del valle que cuando sale a caminar lo hace por rutas cercanas por si la viera. Los avisos de desaparición lanzados por la Guardia Civil y la Gendarmería han tenido respuesta, sobre todo en España, ya que en Francia no se puede hacer montañismo al limitar las salidas a una hora y 1 km del domicilio.
Los agentes han hablado estos días con personas que la vieron, en la subida a la Besurta y por el puerto de Benasque de camino al Salvaguardia, y con otras a las que preguntó por alguna ruta, donde también se busca. "Con el confinamiento, la gente que está por el valle es prácticamente la que vive aquí. Cualquiera de fuera llama la atención y algunos que han coincidido con ella en la montaña han informado", precisa el sargento.
En el operativo han colaborado también el Greim de Viella (Lérida) y Bomberos del valle de Arán, además del pelotón de la Gendarmería de Alta Montaña de Bagneres de Luchón (PGHM). La última pista la sitúa a media hora de la frontera con Francia, donde no se ha recibido ningún aviso sobre el paradero de Dingley. "El problema es que en Francia, con el estado de alarma, la gente no ha podido salir a la montaña, con lo cual si pasó por allí no se la cruzó nadie", según Jorge López.
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