En el puesto de mando avanzado del 112 instalado en Pina se ha trabajado 24 horas durante días para controlar que la crecida no llegara a los cascos urbanos.
M. Tragacete Zaragoza 21/04/2018 a las 05:00
El jueves, el Centro de Coordinación Operativa (CECOP) tomó la decisión de desactivar el plan de alerta que se había declarado una semana antes en la Comunidad con motivo de la avenida extraordinaria del Ebro. El nivel de emergencia ya se había rebajado al nivel 1 (estaba en el nivel 2 de tres posibles) el martes por la bajada de caudal que empezó a experimentar el río esa jornada. Esta decisión motivó que se retiraran de los pueblos de la ribera los centenares de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que habían estado trabajando en proteger los cascos urbanos y que representaban todos los medios extraordinarios que se habían movilizado para el episodio de avenida.
El martes, miles de aragoneses que conviven junto al Ebro todo el año respiraban algo más aliviados por la resistencia de las motas y el comportamiento natural de bajada del caudal, pero también porque los técnicos de protección civil y emergencias seguían sobre el terreno, trabajando para recuperar la normalidad, sobre todo en la ribera baja, donde la posibilidad de evacuación fue real durante algunas horas del pasado fin de semana.
A las afueras de Pina de Ebro, en la cooperativa de la localidad, el 112 instaló su puesto de mando avanzado el domingo 15 de abril: un camión todoterreno de altas prestaciones mecánicas (tiene un motor de seis cilindros, tracción 6x6 y una potencia de 410 cv) dotado de un completo sistema de telecomunicaciones capaz de seguir con detalle cualquier emergencia.
La sala de reuniones de este vehículo (que tiene ordenadores, monitores, estación meteorológica y hasta emisoras de radio, entre otros muchos sistemas de comunicación y seguimiento) ha sido la ‘casa’ de bomberos, militares y técnicos del Gobierno de Aragón que se han esforzado en "salvaguardar la vida de las personas y sus bienes", según explica Miguel Ángel Clavero, jefe de servicio de Seguridad y Protección Civil del Gobierno de Aragón y director técnico de la emergencia.
"Con esta, he estado trabajando en cinco avenidas y cada una ha sido diferente", explica Clavero. "La particularidad de esta es que ha sido muy lenta, ha tardado casi 24 horas en pasar", abundó. De las palabras del director general se desliza la máxima que todos conocemos: que el río, como la naturaleza, es imprevisible, y en ocasiones todos los medios disponibles no son suficientes para controlar la crecida.
En esta última avenida extraordinaria el puesto de mando ha acogido una docena de reuniones de coordinación al más alto nivel con mandos de la UME, los Bomberos de la Diputación de Zaragoza, Sarga y Agentes de Protección para la Naturaleza. Todos ellos han estado bajo la dirección de Clavero.
"En el Cecop, el consejero de Presidencia, que es la máxima autoridad de la emergencia, toma las decisiones estratégicas junto a su comité asesor: el general de la UME, el delegado del Gobierno, etc. Yo, como director técnico, traslado esas decisiones al puesto de mando, donde se deciden las actuaciones tácticas", abunda el responsable del Ejecutivo autonómico.
Cada reunión es un mundo: se pueden alargar más de una hora, o despacharse en 45 minutos. El pasado fin de semana se vivieron los momentos más difíciles en el puesto de mando avanzado, según reconoce Miguel Ángel Clavero, sobre todo por la situación que se vivió en Pina.
El jueves, los miembros del 112 destacados en la ribera baja se retiraron de la zona, tras la desactivación de la alerta. "Nosotros nos retiramos cuando el río vuelve a su cauce", explica Clavero. Los técnicos de protección civil dieron el relevo a la valoración de daños y los trabajos de restauración, pero estarán pendientes para movilizarse en el momento en que suceda otra emergencia.
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