Gracias al seguimiento que diariamente el Gobierno de Aragón realiza a los ejemplares marcados -por Técnicos de SARGA y Funcionarios del Gobierno de Aragón-, con emisores satelitales, el pasado día 27 de abril se comprobó, mediante el análisis de la acelerometría del emisor que portaba una hembra llamada Mallata -marcada en septiembre de 2021-, que esta había muerto ese mismo día. Era un ejemplar reproductor, que formaba parte de un trío, y que había fracasado semanas atrás en su intento de reproducirse este año. Al día siguiente por la mañana –día 28 de abril-, en el lugar en el que indicaba que se hallaba su emisor –posición geográfica-, encontramos su cadáver en un paraje escarpado del valle del Aragón. Cumpliendo con el Protocolo de recogida, custodia y traslado del cadáver al Centro de Recuperación de la Alfranca (Gobierno de Aragón), para la realización de la correspondiente necropsia, se elaboró el pertinente expediente de información previa, hasta conocer el resultado de la necropsia y, a partir de ahí, obrar en consecuencia. Una vez realizada la referida necropsia, y tras comprobar que el ave había muerto por causas naturales, se cerró el caso.
Cabe apuntar que, de los 35 quebrantahuesos adultos marcados con emisores satelitales por el Gobierno de Aragón desde 2017, con este último caso de Mallata, son nueve los ejemplares encontrados muertos, a los que habría que añadir otros cuatro individuos más, hoy considerados como desaparecidos, que han debido de llevar el mismo camino. De esos 13, siete eran ejemplares reproductores. Constituye una novedad, no constatada hasta hace poco tiempo, el hecho de que todos los encontrados, menos dos, muy probablemente murieron debido a peleas que tuvieron lugar con el águila real pero, sobre todo, con otros ejemplares de la misma especie. Esta importante causa de mortalidad no hubiera sido posible conocerla de no ser porque las aves estaban marcadas con emisores satelitales. La conjunción del análisis de la acelerometría del emisor, que facilita el poder reconstruir los movimientos y las distintas posiciones que puede adquirir el cuerpo de un ave -a partir de intervalos de tiempo programados, de un segundo en adelante- y del resultado del análisis veterinario de un cadáver, o de un ejemplar herido, a día de hoy nos permiten afinar mucho en el conocimiento de la causas de mortalidad. Algo fundamental cuando estas no son debidas a motivos naturales y es posible aplicar medidas correctoras a las mismas.
Como ha sucedido en no pocos casos anteriores, a Mallata, en apenas 15 días, una nueva hembra le ha remplazado en la unidad reproductora de la que formaba parte.
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