Las lluvias han mejorado la situación de los combustibles vivos de los montes, pero hay riesgo
Incendio junto a la carretera A-225, entre Aguaviva y el límite de provincia con Castellón / Ayto. Aguaviva
El Bajo Aragón Histórico ya ha sufrido en los últimos días avisos amarillos y naranjas por riesgo de fuegos forestales. La comunidad ha entrado en la época de mayor riesgo de incendios forestales, que se prolonga hasta mediados de septiembre, con la práctica totalidad de los medios disponibles activos desde el 1 de junio y hasta el 30 de septiembre. El presupuesto autonómico para extinción de incendios se mantiene en los 28,5 millones de euros.
Un total de 1.218 personas trabajan durante esta campaña entre el personal técnico del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Agentes para la Protección de la Naturaleza (APN), personal laboral y personal de la empresa pública SARGA.
Por primera vez en muchos años ninguna zona de Aragón presenta un mayor riesgo significativo que otras. La campaña se ha iniciado con menor riesgo de lo habitual para estas fechas del año debido a que el estado hídrico de los combustibles vivos es mucho mejor que las condiciones habituales para esta época en años anteriores debido a que 2020 es un año hidrológico abundante en precipitaciones. Especialmente con una primavera muy húmeda.
No obstante, el director general de Medio Natural y Gestión Forestal, Diego Bayona, incide en una entrevista en Radio La COMARCA que no hay que confiarse porque la situación puede cambiar en cualquier momento con la llegada de las olas de calor. Para hacer frente a los posibles incendios forestales que pudieran producirse y con el objetivo de darles una rápida respuesta, desde el Gobierno de Aragón han diseñado un plan que no difiere mucho del puesto en marcha la pasada campaña, pero que cuenta con significativos recursos. «Desde el 1 de junio ya tenemos la práctica totalidad de operativo disponible», precisa el director general. Consta en total de más de 300 APN que son los que realizan los trabajos de dirección de extinción a primer nivel; todo el personal técnico de los tres Servicios Provinciales y el personal de la comunidad en coordinación de incendios de mayor calado; 62 cuadrillas terrestres de Sarga, ocho brigadas helitransportadas, 39 autobombas entre las propias y las conveniadas con algunas comarcas y en torno a 80 puestos donde se realiza vigilancia fija en todo el territorio.
Un plan «similar» al de años anteriores en palabras de Bayona y que también redunda en trasladar a los ciudadanos la necesidad de ser responsables frente al riesgo de incendios. Más ahora, cuando se prevé que los espacios naturales sean un destino turístico muy importante en este verano a causa de la situación provocada por el covid-19.
Desde comienzos de año hasta principios de junio se han producido 68 incendios forestales, que han afectado a 71,18 hectáreas –de las que 47,79 eran arboladas-. Tanto el número de incendios como la superficie forestal afectada están por debajo de la media histórica 2001-2019 para el mismo período (183 incendios y 440 hectáreas respectivamente). Además, el 86,7% de los siniestros se quedaron en conatos -menos de una hectárea- y tan solo el 4,4% superaron las cinco hectáreas, siendo los incendios registrados en las choperas de Monzón y Pina los de mayor superficie afectada. Los datos son buenos no solo por las favorables condiciones meteorológicas sino también por el confinamiento.
En 2019 desde el 1 de enero y hasta el 31 de mayo hubo176 incendios forestales que afectaron a 135,74 hectáreas, de las que 31,31 eran arboladas
¿Cómo funciona el operativo?
Los ojos en el territorio los ponen los vigilantes de incendios forestales que, desde torres, casetas u otros emplazamientos, dan aviso del comienzo de las igniciones e informan de la meteorología y avance de los incendios. Una vez se producen, contando con hasta 80 ubicaciones para la observación. El apoyo con agua desde tierra se realiza mediante camiones autobomba y vehículos ranchera, contando con hasta 39 unidades en el periodo de máxima activación. Todo este personal, salvo los APN, es contratado a través de la empresa pública SARGA, donde capataces y técnicos se ocupan de su organización interna.
Los medios son coordinados desde los Centros Provinciales de Operaciones, las denominadas «emisoras de incendios», donde un técnico, ingeniero técnico forestal o ingeniero de montes, realiza -apoyado en los emisoristas- el análisis de riesgo y despacho de medios. A su vez, desde el Centro Regional de Operaciones el director técnico de incendios Forestales (DTIF), igualmente ingeniero del ramo forestal, coordina y despacha medios a nivel regional.
Además de los APN a cargo de cuadrillas terrestres y helitransportadas, 12 APN permanecen de guardia en el periodo de máxima activación para ejercer como directores de extinción en incendios incipientes o jefes de sector en incendios que escalan es su complejidad. La dirección técnica de los incendios en aquellos de mayor relevancia o gravedad es asumida por los técnicos de los servicios provinciales, apoyados por la unidad técnica de apoyo, grupo de apoyo, analistas de incendios, coordinadores aéreos y otro personal.
Efectos de la borrasca Gloria
Pese a la preocupación inicial, los efectos de la borrasca Gloria en nuestros montes poco a poco se van diluyendo tras ese temporal histórico que sorprendió a la provincia de Teruel en enero, según explica Bayona. El estado de alarma limitó de manera significativa las actividades de limpieza de los montes y también el proceso de aprovechamiento forestal quedó interrumpido. No obstante, poco a poco se ha ido retomando.
«Esta paralización administrativa dilató más de lo esperado los trabajos», matiza Bayona, que quiere trasladar a los miembros del Servicio Provincial de Teruel su labor junto a la de los Ayuntamientos su agradecimiento por el esfuerzo invertido. «A pesar de estos problemas se han conseguido sacar los aprovechamientos forzosos en todas aquellas zonas de mayor gravedad, lo que nos hemos marcado como una primera fase, que serían aquellos montes donde los daños eran más cuantiosos, sobre todo en Jiloca, Cuencas Mineras y una parte del Bajo Aragón» explica el director general.
Respecto a los trabajos realizados tras la borrasca, en un primer momento se hizo una limpieza de accesos con medios propios para poder trabajar. Después la situación cambió dado el gran volumen de trabajo por delante. «La cantidad de los daños era inabordable con nuestro personal y lo que se ha utilizado a través del Servicio Provincial de Teruel es esa fórmula de los aprovechamientos forzosos, que hace que a través de empresas externas y adjudicando el aprovechamiento, estas empresas puedan hacerlo sin coste para la administración y repercutiendo beneficios a los ayuntamientos propietarios de esos montes», comenta Bayona.
Trabajo durante la pandemia
El operativo de prevención y extinción de incendios ha trabajado durante la pandemia colaborando en tareas relacionas con la pandemia derivada del covid-19. En concreto se realizaron trabajos de desinfección, reparto de material sanitario e higiénico. Durante los meses de estado de alarma se trabajó en tareas de desinfección en 246 localidades de las tres provincias aragonesas y se llevaron a cabo 2.307 entregas de material en residencias de la tercera edad, entre ellas, muchas del territorio bajoaragonés. Para estos trabajos se activó a personal de Sarga, Agentes de protección de la Naturaleza, así como vehículos autobomba de este operativo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.