No se sabe si había uno o dos ejemplares, pero se va a continuar rastreando la zona porque se trata de un reptil que amenaza la fauna autóctona y además es peligroso por su potente mordedura. El miércoles se miró en un depósito en El Burgo sin resultado.
El Gobierno de Aragón sigue buscando a la tortuga mordedora que apareció en el río Ebro a la altura de la presa de Pina y que volvió a ser liberada a pesar de que se trata de un reptil de gran tamaño que supone una seria amenaza para la fauna autóctona y es peligroso para el hombre por su potente mordedura.
De hecho, puede que lo correcto sea decir que la DGA busca a dos tortugas mordedoras, ya que el Departamento de Desarrollo Rural y Sostenbilidad todavía no tiene claro si el animal que fue capturado y liberado por un pescador hace aproximadamente un año es un ejemplar distinto del que supuestamente encontraron otros pescadores hace solo unos cuantos días.
La coincidencia en la zona en la que habrían aparecido los dos ejemplares (la presa de Pina) y el hecho de que se trate de una especie exótica muy poco habitual en el medio natural apuntan a que el supuesto hallazgo de hace unos días pueda corresponder en realidad a la captura de hace un año y a que, por tanto, haya habido un malentendido en la información que le llegó al Gobierno de Aragón. No obstante, la DGA no se atreve a descartar ninguna posibilidad (en Cataluña se han llegado a encontrar hasta cuatro tortugas mordedoras en un mismo lago).
Lo que sí es seguro es que el pasado miércoles agentes de protección de la naturaleza (APN) del Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad rastrearon el depósito de agua de El Burgo de Ebro en el que fue liberada la tortuga que apareció hace un año sin encontrar rastro de ella.
La presencia de ese animal es la única totalmente confirmada, pero el hecho de que no fuera localizada no permite descartar que ya no esté allí, ya que se trata de un depósito de grandes dimensiones en el que hay varios palmos de agua y que está parcialmente cubierto de vegetación. “Los técnicos piensan que en ese lugar la tortuga puede haber sobrevivido”, indican fuentes del Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad.
El pescador burgolés David Martínez Álvarez, con la tortuga que atrapó hace un año en la presa de Pina.David Martínez Álvarez
Las mismas fuentes confirman que los APN van a seguir buscando a la tortuga, aunque reconocen que la urgencia ya no es la misma que la planteada inicialmente.
El viernes de la semana pasada la DGA incluso lanzó un avisto alertando a los pescadores de la presencia del animal a través de la página web de la Federación Aragonesa de Pesca y Casting. Entonces se pensaba que el reptil había aparecido solo unos días antes y que había sido devuelto al río, pero ahora ese hallazgo está en cuestión y sí se sabe seguro que la tortuga capturada hace un año fue liberada en un depósito del que no ha podido salir salvo que alguien la haya sacado.
El supuesto hallazgo de hace unos días y el de hace un año
El Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad alertó a los pescadores después de tener conocimiento de que hace unos días unos pescadores habían capturado un ejemplar de tortuga mordedora y lo habían devuelto al río. Sin embargo, tras la publicación de la noticia, un pescador de El Burgo de Ebro se puso en contacto con Heraldo.es para avisar de que hace aproximadamente un año él atrapó una tortuga "muy parecida" también en la presa de PIna.
David Martínez Álvarez, miembro de la sociedad de pescadores La Ribera, explicó que, al ver que aquel animal no era propio del Ebro, optó por echarlo al depósito en el que lo buscaron este pasado miércoles. Según sus cálculos, pesaba más de diez kilos, a pesar de lo cual pudo agarrarlo por la parte de atrás para que no le mordiera.
“Aún recuerdo el ruido que hacía con la boca: si me coge un dedo, me lo arranca", contó este pescador que dio sus datos para que el Gobierno de Aragón pudiera ponerse en contacto con él. Unos meses después, hacia noviembre, volvió a ver a la tortuga en el depósito en el que él la había dejado, pero desde entonces no ha vuelto a saber de ella a pesar de que se ha acercado hasta allí otras veces.
Una especie 'preshistórica'
La tortuga mordedora ('Chelydra serpentina') es una de las tortugas 'prehistóricas' que han logrado sobrevivir hasta la actualidad, un quelonio procedente de Norteamérica cuyo caparazón puede llegar a medir medio metro. Su cabeza es voluminosa y está cubierta por diversas protuberancias como espinas, tres de ellas alargadas en la barbilla. Tiene un hocico en forma de pico con una potente mandíbula, patas robustas con grandes garras y una cola ancha y larga.
En España es una especie muy demandada como mascota y se puede adquirir fácilmente. Por eso lo más probable es que el ejemplar (o los ejemplares) detectado en el Ebro haya sido liberado por su dueño de forma totalmente irresponsable.
De hecho, no es la primera vez que este animal aparece en el tramo aragonés del Ebro, ya que hace 16 años se localizó otro ejemplar a la altura de Gelsa que fue capturado y trasladado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre de La Alfranca. En España cada vez son más frecuentes estos hallazgos en comunidades como Cataluña, Madrid o Murcia.
Soltarlas es un delito que conlleva graves riesgos
Debido a su gran tamaño y su voracidad, una vez que esta especie exótica llega a los ríos y los lagos españoles supone una gran amenaza para la fauna autóctona, ya que se alimenta de infinidad de invertebrados, anfibios, peces, aves y mamíferos pequeños. Desde el Gobierno de Aragón destacan que en el caso de Aragón este animal supone un grave riesgo para las dos especies de tortugas acuáticas autóctonas que se encuentran presentes en el río Ebro: el galápago leproso y el galápago europeo, ambos incluidas en el Catálogo de Especies Protegidas de Aragón por su delicado estado de conservación.
En este sentido, fuentes del Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad recuerdan a los propietarios de estas mascotas exóticas que la introducción o liberación de especies alóctonas "es un delito contra el medio ambiente recogido el Código Penal y constituye una infracción administrativa grave". "Si quieren deshacerse de ellas lo que tienen que hacer es informarse de todas las alternativas legales para hacerlo", insisten.
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