A 60 metros de altura, el grupo de barrancos de los Agentes para la Protección de la Naturaleza de la DGA vigila y cuida la 'Petrocoptis guarensis' o 'romperrocas', planta rarísima que solo crece en la Sierra de Guara y cuyo mecanismo de supervivencia sorprende a botánicos de todo el mundo.
Se descuelgan a 60 metros de altura en cortados para llegar donde ningún botánico o naturalista puede acceder. Y vigilan las poblaciones de plantas endémicas como la 'Petrocoptis guarensis' o 'romperrocas', rarísimos ejemplares que solo crecen en el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. Son el Grupo de barrancos de los Agentes de Protección de la Naturaleza (APN), compuesto por 15 escaladores, que logran detectar nuevas poblaciones de este endemismo, añadir datos que los botánicos podrán utilizar en sus investigaciones, y que también controlan las poblaciones de fauna, como la rana o el tritón pirenaicos.
"Somos un grupo compuesto por agentes de las cuatro comarcas en las que se extiende el parque: Algo Gállego, Sobrarbe, Hoya de Huesca y Somontano de Barbastro", explica Damián Moreno, coordinador de los APN de la comarca del Somontano. "La unidad de barrancos se creó para regular la entrada de los grupos en los barrancos, asegurarse que los ratios por grupos se cumplen para evitar masificación, que los descensos se hacen con seguridad... -enumera-, pero también se aprovechó nuestro trabajo para realizar prospecciones de plantas endémicas y especies amenazas en el parque, así como en distintos puntos del Pirineo".
La 'Petrocoptis guarensis' es una especie perenne que crece en rocas que es endémica de la Sierra de Guara. Es decir: solo se encuentra en ese punto en todo el mundo. Por su rareza, ha sido incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón como de "interés especial" y figura como "vulnerable" en la Lista Roja de Flora Vascular Española.
Conocida como 'romperrocas', habita en las grietas de rocas calizas o en conglomerado (como el del barranco de Lumos, en la Sierra de Guara y es muy hermosa, con tallos finos, generalmente colgantes, de unos 40 centímetros. Pero lo que más sorprende de la romperrocas es cómo puede crecer y medrar en cortados tan complicados. Y su secreto está en su semilla, que tiene unos pelitos que, al humedecerse, se adhieren a la pared. Es un trabajo complicado, ya que la planta tiene que doblar sus tallos para que el fruto se coloque en un resquicio donde las semillas puedan adherirse.
Un proceso delicado y costoso, lo que hace que no sean muchos los ejemplares de romperrocas. Aún así, podemos verla decorando colgantes en rincones abovedados de los ríos Vero, Alcanadre, Mascún, Balced...
"Después de seis años en el grupo, hemos podido descubrir nuevas poblaciones de romperrocas, pero también comprobar que su población se mantiene estable, a pesar del cambio climático. Por otro lado, podemos vigilar que los barranquistas no dañan estas plantas en sus descensos", concluye Moreno.
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