La pesca ilegal, la suciedad acumulada en las orillas y otros problemas derivados de la enorme afluencia de visitantes y de la pasividad de las administraciones amenazan seriamente el futuro del embalse de Mequinenza, uno de los espacios naturales más emblemáticos de la Comunidad. Los municipios, los agentes sociales y las asociaciones deportivas de la zona llevan años denunciando la degeneración que sufre el Mar de Aragón, pero el panorama no hace sino empeorar y los afectados no dudan en calificarlo de "caos", "desidia" y "descontrol total".
Los últimos en alzar la voz han sido los agentes de protección de la naturaleza (APN) del Departamento de Medio Ambiente de la DGA. La asociación que agrupa a estos funcionarios -también conocidos como forestales- se ha sumado a las voces que critican la falta de medios y de personal para tratar de reconducir la situación.
El Mar de Aragón tiene unos 500 kilómetros de orilla y, según los datos de Medio Ambiente, cada año recibe hasta 600.000 visitas de pescadores, de los cuales la gran mayoría son extranjeros. Los APN aseguran que, aunque hay excepciones, "la mayor parte" de esas personas cometen ilegalidades relacionadas tanto con la pesca como con lo que le rodea -acampadas, fogatas, basura...-.
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